El 20/80 de todo

Distintas fuentes citan distintas circunstancias en las cuales un economista parisino llamado Vilfredo Pareto se encontraba estudiando la distribución de las tierras (o de la riqueza) en Italia, cuando se dio cuenta de que aproximadamente el 20% de las personas, eran propietarias de aproximadamente el 80% de todos los terrenos. Este estudio fue repetido en distintos países, y los resultados obtenidos eran muy similares, respetando la proporción de forma muy aproximada. Con el tiempo, investigadores de otras disciplinas comenzaron a notar que esta proporción aproximada del 20/80 se observaba en todo tipo de situaciones, transformando lo que comenzó como una observación económica en un principio universal aplicable a casi cualquier ámbito.

El 80% del esfuerzo

¿Te diste cuenta de que el párrafo de arriba es bastante vago? Eso es porque al darme cuenta de que distintas fuentes no coincidían en el proceso exacto que llevó a Vilfredo a su descubrimiento, imaginé que llegar al 20% restante de la información necesaria, requeriría un 80% de esfuerzo extra en su búsqueda, por lo que decidí que no valía la pena, ya que incluso siendo una introducción vaga y floja de papeles, funciona perfectamente para introducir un tema que va mucho más allá de lo que estaba haciendo un economista parisino en Italia.

Imagina que pudieras identificar fácilmente el pequeño porcentaje de acciones que generan la gran mayoría de tus resultados; que supieras que aprendiendo el 20% de un idioma podrías desenvolverte sin problemas en el 80% de las situaciones; que leyendo el 20% de los libros más importantes de una disciplina podrías comprender el 80% de sus fundamentos; que solo usas el 20% de tu ropa el 80% del tiempo; que el 20% de las aplicaciones en tu teléfono son las que utilizas el 80% de las veces; que 20% de los ingredientes en tu cocina son los que usas para preparar el 80% de tus comidas; que 20% de tus contactos son las personas con quienes mantenes el 80% de tus conversaciones o que el 20% de los ejercicios que realices producirán el 80% de tus resultados físicos.

Reconocer estos patrones nos permite tomar decisiones más inteligentes sobre cómo invertir nuestro tiempo y recursos, eliminando todo lo que lleve mucho esfuerzo y produzca pocos resultados, y enfocándonos en lo que realmente genera el impacto que buscamos. Probablemente podría haber dado solo el 20% de los ejemplos del párrafo anterior y se habría entendido el 80% de lo que llegué a transmitir con los demás.

Sentido común

Tendemos a pensar que el mundo funciona de manera lineal y equitativa: si dedicamos 10 horas a algo, esperamos un rendimiento 10 veces mayor que si dedicáramos una hora. Pero muchas veces, la realidad no es intuitiva.

Steve Jobs solía decir que la diferencia entre Apple y Microsoft era el buen gusto (al menos una de las diferencias). Para él, entender qué era intuitivo y agradable para las personas no era solo una cuestión de funcionalidad, sino de sensibilidad estética. La mayoría de nosotros nos parecemos mucho más a Microsoft que a Jobs: nos cuesta prever qué les resultará intuitivo a los demás, y lo que a nosotros nos parece obvio puede ser confuso para otra persona. Esta dificultad llevó al desarrollo de disciplinas como UX/UI design, donde el foco no es solo hacer productos atractivos, sino también comprensibles y fáciles de usar. Empresas como Airbnb han perfeccionado este arte, creando experiencias tan fluidas que las personas sienten que siempre supieron cómo usarlas, aunque sea la primera vez que las ven.

De la misma forma, entender que en muchas situaciones, nuestro sentido común no es confiable, nos permite estar un paso adelante, y evitar errores en los que incurriríamos si confiáramos plenamente en nuestra primer intuición.

Reinventando nuestra productividad

La belleza del Principio de Pareto está en su aplicabilidad. Consideremos algunas áreas donde podemos implementarla:

  • En el trabajo: identifica el 20% de tus tareas que generan el 80% del valor. Priorízalas, protege el tiempo que les dedicas y considera delegar o eliminar el resto. Esto no significa ignorar responsabilidades, sino reconocer dónde estamos realmente aportando valor.

  • En el aprendizaje: al adquirir una nueva habilidad, identifica el 20% de conceptos fundamentales que te darán el 80% de competencia práctica. Domina primero los fundamentos antes de perderte en detalles. Por ejemplo, en programación, dominar estructuras de control, variables y funciones te permitirá crear soluciones funcionales antes de profundizar en patrones de diseño avanzados.

  • En las relaciones: el 20% de las personas en nuestra vida probablemente nos brinda el 80% del apoyo, inspiración y alegría. Identifica estas relaciones clave y cultívalas conscientemente, sin descuidar al resto pero reconociendo dónde está el núcleo de tu comunidad.

Aplicar el Principio de Pareto no significa obsesionarse con la eficiencia hasta el punto de la frialdad. Se trata más bien de una poda estratégica: eliminar lo superfluo para que lo esencial pueda florecer.

Más allá de la productividad: el 20/80 como filosofía de vida

La verdadera potencia del principio 20/80 va más allá de la simple optimización de tareas. Nos invita a reconsiderar nuestros valores, a redefinir el éxito y a cuestionar las métricas con las que evaluamos nuestras vidas.

¿Qué pasaría si te centras en el 20% de actividades que te brindan el 80% de tu felicidad? ¿O en el 20% de tus posesiones que usas el 80% del tiempo? Este enfoque puede liberarnos del consumismo, del exceso de compromisos y de la sensación de estar siempre corriendo sin avanzar realmente.

Menos, pero mejor

Hay algo fascinante en cómo la simplificación que nos ofrece Pareto conduce a resultados exponencialmente mejores. Al reducir nuestro enfoque, no estamos limitando nuestras posibilidades sino ampliándolas.

Warren Buffett, uno de los inversores más exitosos de la historia, atribuye gran parte de su éxito a decir "no" a casi todo. Su estrategia de inversión se centra en seleccionar cuidadosamente unas pocas oportunidades excepcionales en lugar de diversificar excesivamente.

Esta paradoja se manifiesta claramente en el arte. Miguel Ángel describió su proceso de escultura como "eliminar todo lo que no es la estatua". De manera similar, nuestra vida más plena emerge cuando eliminamos lo que no es esencial para nuestros valores y propósitos fundamentales.

Identificar el 20%

Puede ser incómodo descubrir cuánto tiempo dedicamos a actividades de bajo impacto, pero esta claridad es el primer paso hacia una vida más deliberada. El Principio de Pareto no es una fórmula mágica, sino una lente a través de la cual podemos observar nuestras decisiones y las situaciones en las que nos encontremos. Es un modelo que nos ayuda a cultivar una conciencia que nos permita ver dónde reside realmente el valor en cada aspecto de nuestra vida.

Al aprender constantemente, quizás una de las lecciones más valiosas sea precisamente esta: aprender a distinguir lo esencial de lo accesorio, lo transformador de lo trivial. En un mundo que nos bombardea con opciones infinitas, la capacidad de enfocarnos en lo que realmente importa puede ser nuestra ventaja más significativa.

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